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wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
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wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Recuerdo del primer mensaje :
Que Otis me estropease el chiste y encima, no me contestase al mensaje... me dolió. Nah, no me dolió, pero me gusta dramatizar. Sé que se quedó dormido, ¿y cómo lo sé? Porque hablamos de Otis, y seguro que se quedó dormido, con el móvil ahí junto a la almohada y la conversación aún abierta. Puede o no puede que me quedase media hora esperando a que me contestase, y al ver que no daba señales de vida, me fuese a dormir. A "dormir", porque empecé a tener sueños muy rarunos y perturbadores y no paraba de despertarme. Cuando llegaron las cinco, ya no podía pegar ojo, y para cuando dieron las cinco y cuarto, hasta la cama resultaba ser incómoda. Me levanté suspirando y me vestí suspirando algo más todavía, qué triste, porque un sábado a las cinco de la mañana nadie quiere estar despierto, a no ser que sea porque vuelves de fiesta, vaya. El caso es que salir en chándal a la calle con el fresquete que hacía fuera, y despertarme tantas veces, merecía todos los arrumacos de Otis y más; porque ahí es a donde me dirigía, a casa de Fitz. Puestos a molestar.
Por suerte y por desgracia, mi casa no estaba muy lejos de la suya, y digo por desgracia porque vivir en la zona de los Hansen no era algo que yo festejase, no sé si me explico. Pero llegué rápido a la puerta de los Fitzgerald, y no me sorprendió ver que la madre de Otis me abría con una sonrisa ni que me decía que podía ir a molestar al menor del retoño. Aún no había terminado de decirme aquello y yo ya estaba dirigiéndome a su habitación tras un "gracias" que no tuve ni que pronunciar en voz alta y con paso silencioso, tiritando un poco por culpa del cambio de temperatura. Abrí la puerta y sólo vi penumbra, pero distinguí la silueta de Otis en la cama, y solté otro suspiro tembloroso porque aquellos edredones parecían ser de lo más calentitos. Me quité los zapatos tras cerrar la puerta y me subí a la cama dejando atrás el cuidado, queriendo empezar a molestar a mi amigo de una vez por todas, y una vez a su altura, me meti bajo los edredones y me arrimé todo lo que pude a él, aún temblando un poco mientras lo rodeaba con un brazo y frotaba los pies contra sus piernas. — Hazme sitio, Fitz. — y aquello sonó tembloroso y helado, pero es que joder qué puto frío hacía fuera por las mañanas. Sumé otro suspiro a la lista y cerré los ojos con la cabeza contra su hombro, por fin tranquila ahora que podía molestarlo.
Por suerte y por desgracia, mi casa no estaba muy lejos de la suya, y digo por desgracia porque vivir en la zona de los Hansen no era algo que yo festejase, no sé si me explico. Pero llegué rápido a la puerta de los Fitzgerald, y no me sorprendió ver que la madre de Otis me abría con una sonrisa ni que me decía que podía ir a molestar al menor del retoño. Aún no había terminado de decirme aquello y yo ya estaba dirigiéndome a su habitación tras un "gracias" que no tuve ni que pronunciar en voz alta y con paso silencioso, tiritando un poco por culpa del cambio de temperatura. Abrí la puerta y sólo vi penumbra, pero distinguí la silueta de Otis en la cama, y solté otro suspiro tembloroso porque aquellos edredones parecían ser de lo más calentitos. Me quité los zapatos tras cerrar la puerta y me subí a la cama dejando atrás el cuidado, queriendo empezar a molestar a mi amigo de una vez por todas, y una vez a su altura, me meti bajo los edredones y me arrimé todo lo que pude a él, aún temblando un poco mientras lo rodeaba con un brazo y frotaba los pies contra sus piernas. — Hazme sitio, Fitz. — y aquello sonó tembloroso y helado, pero es que joder qué puto frío hacía fuera por las mañanas. Sumé otro suspiro a la lista y cerré los ojos con la cabeza contra su hombro, por fin tranquila ahora que podía molestarlo.
Última edición por H. Jackie Gallagher el 23.12.14 0:51, editado 2 veces
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Cuando escuchó el «me da sinceramente igual», Otis estaba caminando de espaldas a Jackie en busca de algo que untar a su tercera tostada. Algo que le molestó fue que no pudo evitar poner los ojos en blanco al comentario de su amiga. No tendría que darle sinceramente igual, de hecho tendría que importarle, y mucho. Se agachó abriendo la puerta de la heladera buscando con los ojos la mantequilla, viendo en su periferia que Jackie bajaba de la mesa. Cruzaron caminos cuando Otis volvía a la mesada, en donde sus tostadas esperaban impacientes, y ella se dirigía al pasillo. La siguió con la mirada y tragó lo que masticaba cuando la rubia le guiñó el ojo. Jackie siempre lograba eso: ponerle nervioso, hacer que se ruborizara e incluso algún tartamudeo. Así que solamente asintió, porque decir algo como 's-s-í, lo eres' moviendo la cabeza como tonto no ayudaría.
Cuando salió, Otis se dio la vuelta y juntó el plato de tostadas y el vaso de jugo y los puso sobre la mesa, al igual que la mantequilla y una jarra porque seguro tendría que servirse más. Corrió la silla de la cabecera y se sentó, para empezar a untar las rebanadas que le quedaban. Se llevó una a la boca y se dejó caer en el respaldo de la silla, masticando como si estuviera enojado, cuando en realidad lo único que sentía era decepción. Subió los pies a la mesa, alejándolos de la comida, y empezó a mover los dedos, viendo la tela negra de los zoquetes estirarse y contraerse. Su madre había dejado la ventana abierta, y Otis lo notó en cuanto una ráfaga de viento entró y le heló los tobillos. Sin embargo, el adolescente no se movió. Es más, se puso más cómodo, deseando tener un enredón encima y quizás una almohada.
Cuando salió, Otis se dio la vuelta y juntó el plato de tostadas y el vaso de jugo y los puso sobre la mesa, al igual que la mantequilla y una jarra porque seguro tendría que servirse más. Corrió la silla de la cabecera y se sentó, para empezar a untar las rebanadas que le quedaban. Se llevó una a la boca y se dejó caer en el respaldo de la silla, masticando como si estuviera enojado, cuando en realidad lo único que sentía era decepción. Subió los pies a la mesa, alejándolos de la comida, y empezó a mover los dedos, viendo la tela negra de los zoquetes estirarse y contraerse. Su madre había dejado la ventana abierta, y Otis lo notó en cuanto una ráfaga de viento entró y le heló los tobillos. Sin embargo, el adolescente no se movió. Es más, se puso más cómodo, deseando tener un enredón encima y quizás una almohada.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Repetí lo mismo un par de veces más, llegando a balancearme con los ojos cerrados y respirando hondo varias veces. Cuando abrí los ojos con otro suspiro más, ya no notaba el nudo en el estómago, al menos no tanto. Me tumbé unos minutos, aún tapada hasta el mentón, y después subí más todavía el edredón hasta quedar tapada por completo. Inspiré, y todo olía a Otis, y eso me hizo sonreír un poco, porque Otis olía a casa, a seguridad. Otis. Enfurruñado por lo muy estúpida que me gustaba ser, menuda novedad. No sé cuánto rato estuve ahí abajo, pero lo único que sabía era que después de eso no podía quedarme, porque se me había pasado el sueño y porque no me veía con ganas de ver otra vez a mi amigo y que tuviese esa cara que todos ponían cuando me negaba a comer, la decepción en los ojos, eso no.
Me destapé con un suspiro, sentándome al borde de la cama y poniéndome otra vez las deportivas, con una pernera del pantalón algo más subida que la otra y el pelo hecho un desastre, pero me daba igual, me iba a "casa". Fui otra vez a la cocina y me asomé, viendo a Otis ahí sentado aún desayunando con los pies en la mesa. – ¿Otis? – y repiqueteé en el marco de la puerta con la mano, algo nerviosa por tener que decirle que me iba. – Me voy a casa. – di un paso, acostumbrada ya a acercarme a él y besarle en la mejilla, abrazarle, o simplemente golpearle el hombro suavemente cuando llegaba el momento de despedirme, pero en lugar de eso mis pies se negaron a avanzar y el paso que parecía ser en dirección a Otis fue hacia atrás. – Te llamaré luego, ¿vale? – y tragué saliva, sonriendo un poco y saliendo de la cocina después, yendo hacia la puerta y saliendo antes de que me lo impidiese él o algún Fitzgerald, que serían capaz de invitarme a un segundo desayuno cual Hobbits.
Me destapé con un suspiro, sentándome al borde de la cama y poniéndome otra vez las deportivas, con una pernera del pantalón algo más subida que la otra y el pelo hecho un desastre, pero me daba igual, me iba a "casa". Fui otra vez a la cocina y me asomé, viendo a Otis ahí sentado aún desayunando con los pies en la mesa. – ¿Otis? – y repiqueteé en el marco de la puerta con la mano, algo nerviosa por tener que decirle que me iba. – Me voy a casa. – di un paso, acostumbrada ya a acercarme a él y besarle en la mejilla, abrazarle, o simplemente golpearle el hombro suavemente cuando llegaba el momento de despedirme, pero en lugar de eso mis pies se negaron a avanzar y el paso que parecía ser en dirección a Otis fue hacia atrás. – Te llamaré luego, ¿vale? – y tragué saliva, sonriendo un poco y saliendo de la cocina después, yendo hacia la puerta y saliendo antes de que me lo impidiese él o algún Fitzgerald, que serían capaz de invitarme a un segundo desayuno cual Hobbits.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Otis seguía con los pies en la mesa, moviéndolos de a poco, de vez en cuando a ritmo con las mordidas. Tenía el ceño fruncido, pues Jackie seguro estaba enojada como para irse y no volver diciendo 'ja, era una broma, tonto'. Y eso le preocupaba; no le gustaba discutir. Pero es obvio que tampoco aceptaría que su amiga se obligara a hacer lo que hacía sólo por verse bien. Porque sí, el chico podría parecer tonto, pero no lo era. Estaba ya bastante grande como para no entender cosas obvias, como la razón por la cual Jackie no se alimentaba. ¿Tanto le costaba entender que estaba perfectamente bien?
Levantó la vista cuando le llamó y la vio contra la pared. Al acto bajó los pies de la mesa por si acaso quería acercarse, y se sentó derecho. La miró con las cejas alzadas y en cuanto escuchó que quería irse a casa sus ojos se dirigieron al suelo. Por supuesto. La siguió con la mirada, cabeza todavía gacha, hasta que atravesó la cocina. Antes de que saliera, dijo en voz alta un — Sí, nos vemos — porque era obvio que quería que le llamara.
Volvió a servirse jugo y tomó como tres vasos seguidos, antes de pararse y dejar el plato vacío en el lavavajillas. Antes de ir a su habitación de nuevo, comió las dos tostadas frías que todavía estaban en la pila de Jackie, con un poco de culpa. Mientras volvía por el pasillo, su madre y su hermano le preguntaron si la rubia ya se había ido, a lo que Otis había respondido con un «sí, hace un ratito» antes de entrar a la ducha.
Levantó la vista cuando le llamó y la vio contra la pared. Al acto bajó los pies de la mesa por si acaso quería acercarse, y se sentó derecho. La miró con las cejas alzadas y en cuanto escuchó que quería irse a casa sus ojos se dirigieron al suelo. Por supuesto. La siguió con la mirada, cabeza todavía gacha, hasta que atravesó la cocina. Antes de que saliera, dijo en voz alta un — Sí, nos vemos — porque era obvio que quería que le llamara.
Volvió a servirse jugo y tomó como tres vasos seguidos, antes de pararse y dejar el plato vacío en el lavavajillas. Antes de ir a su habitación de nuevo, comió las dos tostadas frías que todavía estaban en la pila de Jackie, con un poco de culpa. Mientras volvía por el pasillo, su madre y su hermano le preguntaron si la rubia ya se había ido, a lo que Otis había respondido con un «sí, hace un ratito» antes de entrar a la ducha.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
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