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wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
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wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Que Otis me estropease el chiste y encima, no me contestase al mensaje... me dolió. Nah, no me dolió, pero me gusta dramatizar. Sé que se quedó dormido, ¿y cómo lo sé? Porque hablamos de Otis, y seguro que se quedó dormido, con el móvil ahí junto a la almohada y la conversación aún abierta. Puede o no puede que me quedase media hora esperando a que me contestase, y al ver que no daba señales de vida, me fuese a dormir. A "dormir", porque empecé a tener sueños muy rarunos y perturbadores y no paraba de despertarme. Cuando llegaron las cinco, ya no podía pegar ojo, y para cuando dieron las cinco y cuarto, hasta la cama resultaba ser incómoda. Me levanté suspirando y me vestí suspirando algo más todavía, qué triste, porque un sábado a las cinco de la mañana nadie quiere estar despierto, a no ser que sea porque vuelves de fiesta, vaya. El caso es que salir en chándal a la calle con el fresquete que hacía fuera, y despertarme tantas veces, merecía todos los arrumacos de Otis y más; porque ahí es a donde me dirigía, a casa de Fitz. Puestos a molestar.
Por suerte y por desgracia, mi casa no estaba muy lejos de la suya, y digo por desgracia porque vivir en la zona de los Hansen no era algo que yo festejase, no sé si me explico. Pero llegué rápido a la puerta de los Fitzgerald, y no me sorprendió ver que la madre de Otis me abría con una sonrisa ni que me decía que podía ir a molestar al menor del retoño. Aún no había terminado de decirme aquello y yo ya estaba dirigiéndome a su habitación tras un "gracias" que no tuve ni que pronunciar en voz alta y con paso silencioso, tiritando un poco por culpa del cambio de temperatura. Abrí la puerta y sólo vi penumbra, pero distinguí la silueta de Otis en la cama, y solté otro suspiro tembloroso porque aquellos edredones parecían ser de lo más calentitos. Me quité los zapatos tras cerrar la puerta y me subí a la cama dejando atrás el cuidado, queriendo empezar a molestar a mi amigo de una vez por todas, y una vez a su altura, me meti bajo los edredones y me arrimé todo lo que pude a él, aún temblando un poco mientras lo rodeaba con un brazo y frotaba los pies contra sus piernas. — Hazme sitio, Fitz. — y aquello sonó tembloroso y helado, pero es que joder qué puto frío hacía fuera por las mañanas. Sumé otro suspiro a la lista y cerré los ojos con la cabeza contra su hombro, por fin tranquila ahora que podía molestarlo.
Por suerte y por desgracia, mi casa no estaba muy lejos de la suya, y digo por desgracia porque vivir en la zona de los Hansen no era algo que yo festejase, no sé si me explico. Pero llegué rápido a la puerta de los Fitzgerald, y no me sorprendió ver que la madre de Otis me abría con una sonrisa ni que me decía que podía ir a molestar al menor del retoño. Aún no había terminado de decirme aquello y yo ya estaba dirigiéndome a su habitación tras un "gracias" que no tuve ni que pronunciar en voz alta y con paso silencioso, tiritando un poco por culpa del cambio de temperatura. Abrí la puerta y sólo vi penumbra, pero distinguí la silueta de Otis en la cama, y solté otro suspiro tembloroso porque aquellos edredones parecían ser de lo más calentitos. Me quité los zapatos tras cerrar la puerta y me subí a la cama dejando atrás el cuidado, queriendo empezar a molestar a mi amigo de una vez por todas, y una vez a su altura, me meti bajo los edredones y me arrimé todo lo que pude a él, aún temblando un poco mientras lo rodeaba con un brazo y frotaba los pies contra sus piernas. — Hazme sitio, Fitz. — y aquello sonó tembloroso y helado, pero es que joder qué puto frío hacía fuera por las mañanas. Sumé otro suspiro a la lista y cerré los ojos con la cabeza contra su hombro, por fin tranquila ahora que podía molestarlo.
Última edición por H. Jackie Gallagher el 23.12.14 0:51, editado 2 veces
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Sí, Otis se había dormido esperando el mensaje de Jackie. Ver los tres puntitos que señalaban que la rubia estaba escribiendo le hizo sonreír, apoyar la cabeza en la almohada y cerrar los ojos. Y eso es todo lo que necesitó para quedar inconsciente, con el teléfono al lado suyo y la pantalla brillante encendida, interrumpiendo con la penumbra de la habitación. Por supuesto después de dar unas cuantas vueltas y pegar unos cuantos manotazos el teléfono cayó al piso, como solía hacerlo. A decir verdad eso no preocupaba a Otis en lo más mínimo, ya que había conseguido una funda protectora en internet, y le había rogado cuántas veces a su madre para que le dejara comprarla. Que es de mentira, que pagarás al vicio y que no te la enviarán, que seguro estará rota, en fin. Otis había conseguido su funda, y su teléfono era ahora prácticamente irrompible (y grande, la carcasa era enorme).
El rubio tenía sueño pesado, además de que siempre estaba agotado. Agotado de existir, porque no hacía prácticamente nada más que ir al colegio y a trabajar. Podría decirse que pasaba más que unas cuantas horas de su día en la cama, en la silla, en el sillón, incluso en el piso, si no conseguía lugar en donde desparramarse. Pero eso no le hacía querer descansar menos, porque el chico adoraba dormir como si se tratara de su familia. Así que no escuchó cuando llamaron a la puerta, ni cuando su madre habló con la chica que acababa de entrar a su casa, y tampoco cuando esta entró en su habitación. Lo que si sintió fue la cama hundirse a su lado y la voz de Jackie diciéndole aquello. Otis se removió un poco haciéndose hacia un costado como su amiga le ordenaba. Estiro un brazo para rodearla y notó que estaba fría, así que le apretó un poco, como si el gesto fuera a servirle como fuente de calor — Te despiertas temprano solamente para— y soltó un bostezo que demostró lo dormido que todavía estaba —venir a molestarme— y apoyando la mejilla en su cabeza, cerró los ojos de nuevo.
El rubio tenía sueño pesado, además de que siempre estaba agotado. Agotado de existir, porque no hacía prácticamente nada más que ir al colegio y a trabajar. Podría decirse que pasaba más que unas cuantas horas de su día en la cama, en la silla, en el sillón, incluso en el piso, si no conseguía lugar en donde desparramarse. Pero eso no le hacía querer descansar menos, porque el chico adoraba dormir como si se tratara de su familia. Así que no escuchó cuando llamaron a la puerta, ni cuando su madre habló con la chica que acababa de entrar a su casa, y tampoco cuando esta entró en su habitación. Lo que si sintió fue la cama hundirse a su lado y la voz de Jackie diciéndole aquello. Otis se removió un poco haciéndose hacia un costado como su amiga le ordenaba. Estiro un brazo para rodearla y notó que estaba fría, así que le apretó un poco, como si el gesto fuera a servirle como fuente de calor — Te despiertas temprano solamente para— y soltó un bostezo que demostró lo dormido que todavía estaba —venir a molestarme— y apoyando la mejilla en su cabeza, cerró los ojos de nuevo.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Al menos me hizo caso y se movió un poco, y así pude acomodarme mejor en aquel nido de calor que era la cama de Otis, aún tiritando un poco. Me rodeó con un brazo y yo aproveché aquel gesto para girarme más hacia él y rodearlo algo más, buscando absorber todo el calor que me estaba ofreciendo. Tampoco tenía que buscar mucho, porque Otis era alto y bastante más grande que yo, así que irradiar, irradiaba calor a tope. Me removí un poco y conseguí que mi cabeza quedase en el hueco que había entre su cuello y hombro, y una vez cómoda y notando cómo el calor iba apegándose a mí poco a poco, sonreí en un suspiro porque había conseguido despertarlo. Bueno, un poquito. — Eres idiota. — pero claro yo no lo decía a malas, lo decía por chinchar, y contra su hombro, así que mucho no pudo oír. — No contestaste a mi mensaje. Y no es temprano, es jodidamente temprano. Son las seis. — llamadme quejica pero me gustaba reprocharle estas cosas a Otis. Pero claro, esa no era la razón por la cual había venido a su casa.
— No podía dormir. — me encogí de hombros como pude y solté otro suspiro, apretando un poco la espalda de Otis con la mano, la que había dejado caer por allí al rodearlo, queriendo pedirle así que entendiese que simplemente necesitaba esto. Como no quería tener que contestar preguntas que ni yo misma sabría responder ni pasar por momentos incómodos, cambié de tema con lo primero que me vino a la cabeza mientras notaba como por fin se apoderaba de mí el sueño. — Me dijiste que querías que viniese a ver Mamma Mia contigo. — me removí otra vez y sonreí un poco tras bostezar, aún con los ojos cerrados. — Pues aquí me tienes... un poco antes de lo previsto. No te quejes. — y le apreté la espalda otra vez con la mano, moviéndome por enésima vez para poder encontrar la postura que me haría quedarme dormida, porque, para qué vamos a engañarnos, estaba entrándome un sueño que no veas, y eso era bueno, ¿no? Aunque quizás no era tan bueno que Fitz tuviese que sacarme a patadas de su cama si no me despertaba hasta que no fuese medianoche.
— No podía dormir. — me encogí de hombros como pude y solté otro suspiro, apretando un poco la espalda de Otis con la mano, la que había dejado caer por allí al rodearlo, queriendo pedirle así que entendiese que simplemente necesitaba esto. Como no quería tener que contestar preguntas que ni yo misma sabría responder ni pasar por momentos incómodos, cambié de tema con lo primero que me vino a la cabeza mientras notaba como por fin se apoderaba de mí el sueño. — Me dijiste que querías que viniese a ver Mamma Mia contigo. — me removí otra vez y sonreí un poco tras bostezar, aún con los ojos cerrados. — Pues aquí me tienes... un poco antes de lo previsto. No te quejes. — y le apreté la espalda otra vez con la mano, moviéndome por enésima vez para poder encontrar la postura que me haría quedarme dormida, porque, para qué vamos a engañarnos, estaba entrándome un sueño que no veas, y eso era bueno, ¿no? Aunque quizás no era tan bueno que Fitz tuviese que sacarme a patadas de su cama si no me despertaba hasta que no fuese medianoche.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Otis soltó una risa apagada y dormida cuando escuchó que le llamaba idiota. Sabía que lo decía a modo de cariño, cuántas veces le había llamado de peores formas. Bostezó de nuevo, sólo oír la hora que era hacía el sueño se multiplicara por diez mil. Se removió quejándose con un ruido raro que salió de su boca, ¿cómo osaba despertarlo a las seis de la mañana? Mas le valía quedarse quietecita así hasta las diez de la noche, era lo mínimo que podía hacer para que Otis la perdonara (mentira; con sólo abrazarlo el chico ya estaba conforme) — Te despiertas jodidamente temprano solamente para venir a molestarme — corrigió su oración sonriente y se removió en su lugar una vez más. La cama parecía ser un concurso de a ver quién se mueve más.
No hizo pregunta alguna cuando Jackie le contó que no podía dormir, pues había pasado más de una vez. Los mensajes, las llamadas por la noche, Otis entendía que su amiga no frecuentaba dormir mucho, a diferencia de él. Sonrió de nuevo todavía con sueño cuando dijo aquello de la película. La película, por supuesto. Soltó otra risa acompañada por un — ¿Y cuando me he quejado? — fingiendo un tono irritado. Después de removerse una vez mas y de encontrar el lugar perfecto, se incorporó, porque estar tan cómodo le era incómodo. Se estiró con la excusa de buscar los controles de los aparatos y los encendió: primero el televisor y después el dvd. No tenía que preocuparse por el cd, porque la película era tan frecuentemente reproducida que Otis ya se sentía raro si no estaba allí puestita, como siempre.
Se tumbó de nuevo al lado de la rubia y la rodeó con un brazo, mientras estiraba el otro para darle a los mandos. Cuando la película ya estaba andando, con el volumen casi en cero, apoyó de nuevo la cabeza en la almohada y dejó el control a donde descansaba su mano. Se removió una vez mas y frunció los ojos mirando a la pantalla, y luego a Jackie, y luego a la pantalla de nuevo. En cuestión de segundos estaría dormido de nuevo, y lamentablemente, lo sabía.
No hizo pregunta alguna cuando Jackie le contó que no podía dormir, pues había pasado más de una vez. Los mensajes, las llamadas por la noche, Otis entendía que su amiga no frecuentaba dormir mucho, a diferencia de él. Sonrió de nuevo todavía con sueño cuando dijo aquello de la película. La película, por supuesto. Soltó otra risa acompañada por un — ¿Y cuando me he quejado? — fingiendo un tono irritado. Después de removerse una vez mas y de encontrar el lugar perfecto, se incorporó, porque estar tan cómodo le era incómodo. Se estiró con la excusa de buscar los controles de los aparatos y los encendió: primero el televisor y después el dvd. No tenía que preocuparse por el cd, porque la película era tan frecuentemente reproducida que Otis ya se sentía raro si no estaba allí puestita, como siempre.
Se tumbó de nuevo al lado de la rubia y la rodeó con un brazo, mientras estiraba el otro para darle a los mandos. Cuando la película ya estaba andando, con el volumen casi en cero, apoyó de nuevo la cabeza en la almohada y dejó el control a donde descansaba su mano. Se removió una vez mas y frunció los ojos mirando a la pantalla, y luego a Jackie, y luego a la pantalla de nuevo. En cuestión de segundos estaría dormido de nuevo, y lamentablemente, lo sabía.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
No pude más que soltar un gruñidto por lo bajo al oírle, porque, al fin y al cabo, tenía un poco de razón. No toda, porque no es que me hubiese despertado temprano, es que no podía dormir. Pero algo de razón sí, porque venía a molestarle. Eso me hacía sentir bastante mejor, por alguna razón que no lograba entender. Debía ser porque Otis era mi mejor amigo. — Que te calles. — y por eso me podía permitir estas cosas. Una vez dicho eso Otis comenzó a incorporarse, justo cuando yo añadía un — Por favor. —, y me removía una vez más. Abrí los ojos y lo vi moverse en la penumbra de la habitación, encendiendo la tele y el dvd, en el que la película esperaba sin salir jamás del reproductor. Era gracioso, cómo podíamos ver esa película una y otra vez, o no verla pero tenerla de fondo, como iba a pasar ese día, como bien ambos sabíamos.
Una vez Otis se acomodó otra vez y su brazo estaba de nuevo rodeándome, me arrimé una vez más a él, esta vez pasando una pierna sobre las suyas y aferrando su camiseta en un puño a la altura de sus costillas. Ni siquiera estaba mirando hacia la pantalla del televisor, pero eso no nos importaba a ninguno y yo ya lo sabía. Me giré más hacia Otis, hasta el punto en el que mi nariz quedó contra su pecho. Suspiré, sintiendo por fin el calor que había estado buscando y dejándome llevar mientras oía la película comenzar de fondo. — ¿Otis? — ni siquiera me acuerdo de por qué le llamé, porque estaba tan dormida que no funcionaba. — Anoche estuve escuchando música un montón de horas y lloré muchísimo. — eso fue antes de que el pudiese decir nada y después de que yo bostezase sin apenas abrir la boca contra su pecho, y si Otis dijo algo, ni me enteré, porque al cabo de unos segundos fue como si hubiesen dado al botón de apagado, y yo ya no daba más, y mis párpados dijeron "allá vamos", y sólo sentía el corazón de Otis latir bajo los labios y Mamma Mia de fondo.
Una vez Otis se acomodó otra vez y su brazo estaba de nuevo rodeándome, me arrimé una vez más a él, esta vez pasando una pierna sobre las suyas y aferrando su camiseta en un puño a la altura de sus costillas. Ni siquiera estaba mirando hacia la pantalla del televisor, pero eso no nos importaba a ninguno y yo ya lo sabía. Me giré más hacia Otis, hasta el punto en el que mi nariz quedó contra su pecho. Suspiré, sintiendo por fin el calor que había estado buscando y dejándome llevar mientras oía la película comenzar de fondo. — ¿Otis? — ni siquiera me acuerdo de por qué le llamé, porque estaba tan dormida que no funcionaba. — Anoche estuve escuchando música un montón de horas y lloré muchísimo. — eso fue antes de que el pudiese decir nada y después de que yo bostezase sin apenas abrir la boca contra su pecho, y si Otis dijo algo, ni me enteré, porque al cabo de unos segundos fue como si hubiesen dado al botón de apagado, y yo ya no daba más, y mis párpados dijeron "allá vamos", y sólo sentía el corazón de Otis latir bajo los labios y Mamma Mia de fondo.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Otis no pudo evitar notar lo mucho que Jackie se había acercado. Siempre lo hacía, siempre calculaba mentalmente la distancia entre ambos por más raro que sonara. Le gustaba tenerla cerca, por supuesto que sí. Le encantaba, y estaba un poco avergonzado por ello. Aunque era coherente, a cualquiera le gustaría acurrucarse con la chica que le gusta, incluso si no significara nada para ella. Así que se sonrojó un poco, agradeciendo que el televisor no alumbraba tanto porque tenía bajo el brillo, además de que Jacqueline no le veía, porque tenía la cabeza más baja. Sí, agradeció eso también, mientras se removía una vez mas, porque ya se había puesto nervioso y se le hacía difícil estarse quieto.
Bostezó una vez más cuando escuchó que su amiga le llamaba. Movió un poco el pulgar que la tocaba para hacerle saber que la había escuchado, porque en el medio del bostezo se le hacía difícil hasta pronunciar un '¿qué?'. Pero cuando cerró la boca y tragó saliva lo único que se le ocurrió hacer fue soltar un — ¿Mmmm? — seguido de, sí, otra removida. Pero esa misma hizo que encontrara el lugar perfecto, y esta vez no le era incómodo, así que sonrió un poco hasta que la escuchó hablar de nuevo. Se quedó callado, prestando más atención a la respiración de una Jackie inmóvil entre sus brazos que al televisor que todavía pasaba la película. Tragó saliva una vez mas y movió una mano en la espalda de ella en un intento de confortarla. Y con la cabeza pegada a la almohada cerró los ojos una vez más, seguido por un largo suspiro. Tenía sueño, pero ya no tanto. En ese momento, Jackie era su centro de atención. La cantidad de pelos en su cabeza, de pecas en su rostro, de células en su cuerpo. Movió un poco los pies, notando que la media izquierda se le había salido y seguro estaría dando vuelta entre las sábanas. Escuchó así, apretado, las canciones que el musical presentaba, una por una, y movía los labios a ritmo cada vez que sabía una línea. Pero Otis era una persona de carne y hueso, y en ese momento tenía mucho sueño. Así que se quedó dormido quizás unos diez minutos antes de que la peli terminara. Ya se enojaría por no haber apagado los aparatos cuando despertara.
Bostezó una vez más cuando escuchó que su amiga le llamaba. Movió un poco el pulgar que la tocaba para hacerle saber que la había escuchado, porque en el medio del bostezo se le hacía difícil hasta pronunciar un '¿qué?'. Pero cuando cerró la boca y tragó saliva lo único que se le ocurrió hacer fue soltar un — ¿Mmmm? — seguido de, sí, otra removida. Pero esa misma hizo que encontrara el lugar perfecto, y esta vez no le era incómodo, así que sonrió un poco hasta que la escuchó hablar de nuevo. Se quedó callado, prestando más atención a la respiración de una Jackie inmóvil entre sus brazos que al televisor que todavía pasaba la película. Tragó saliva una vez mas y movió una mano en la espalda de ella en un intento de confortarla. Y con la cabeza pegada a la almohada cerró los ojos una vez más, seguido por un largo suspiro. Tenía sueño, pero ya no tanto. En ese momento, Jackie era su centro de atención. La cantidad de pelos en su cabeza, de pecas en su rostro, de células en su cuerpo. Movió un poco los pies, notando que la media izquierda se le había salido y seguro estaría dando vuelta entre las sábanas. Escuchó así, apretado, las canciones que el musical presentaba, una por una, y movía los labios a ritmo cada vez que sabía una línea. Pero Otis era una persona de carne y hueso, y en ese momento tenía mucho sueño. Así que se quedó dormido quizás unos diez minutos antes de que la peli terminara. Ya se enojaría por no haber apagado los aparatos cuando despertara.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
No recuerdo qué pasó después, sólo a Otis acariciándome la espalda despacio y Meryl Streep cantando en voz muy baja. Sería por el volumen bajo de la tele y por las caricias, pero me sentía drogada completamente. No dormía bien en casa, no hacía nada bien en casa, y lo mejor que podía hacer era acoplarme en casa de los demás, acoplarme en casa de Otis a robar calor corporal y algo de cariño, porque si tenía que esperar a que mi padre me ofreciese algo de eso, la llevaba clara. Quizás me acurruqué aún más si era posible a Otis, quizás no, aunque todo apunta a que sí, porque cuando me desperté notaba a Otis envolviéndome como el mismo edredón con sólo un brazo, y su respiración pausada junto a mi oído. Aún estaba todo un poco en penumbra, sólo una luz algo azul alumbrando la habitación, y conforme me acostumbraba a la poca luminosidad podía ver a Otis ahí a mi lado, roncando ligeramente y desprendiendo tanto calor que si por mí fuese no me movería de allí nunca más.
No pude evitar sonreír al ver lo tranquilo que parecía estar al dormir, tan relajado y... bueno, vulnerable. ¿A todo el mundo se le ve vulnerable cuando duerme? Porque sinceramente, no me gustaría que se me viese así. Moví los dedos de la mano que, después de varias horas, aún lo rodeaba y los noté helados y algo entumecidos, así que bajé un poco la mano y la colé bajo la camiseta de Otis, suspirando después porque si ya desprendía calor, ahora que mis dedos rozaban su piel aquello era otro nivel. Subiendo la mano que había tenido apoyada en su pecho mientras dormía, estiré el dedo índice y recorrí su nariz despacio, desde el puente hasta la punta y hacia el puente otra vez, sonriendo porque no había nariz más bonita que la de Otis Fitzgerald, ¡y qué envidia me daba!
No sabía qué hora era, ni si él pretendía madrugar o despertarse tarde, pero no quería quedarme sola observando su nariz. Y sus pestañas. Y su pelo. Más que nada porque parecía raro hacer aquello, no sé. Me removí un poco, moviendo también los dedos que aún reposaban sobre la piel de su espalda, y sonriendo porque si el frío no lo despertaba, lo haría yo. — Otis. — y le apreté la punta de la nariz con el índice, no una, varias veces seguidas. — Otto. — y otra vez más apretando la punta de su nariz, ahora con una sonrisa divertida en los labios. — Fiiiiiiiiiiitz. — tenía que despertarse sí o si, que la tele aún estaba encendida y yo quería entretenimiento.
No pude evitar sonreír al ver lo tranquilo que parecía estar al dormir, tan relajado y... bueno, vulnerable. ¿A todo el mundo se le ve vulnerable cuando duerme? Porque sinceramente, no me gustaría que se me viese así. Moví los dedos de la mano que, después de varias horas, aún lo rodeaba y los noté helados y algo entumecidos, así que bajé un poco la mano y la colé bajo la camiseta de Otis, suspirando después porque si ya desprendía calor, ahora que mis dedos rozaban su piel aquello era otro nivel. Subiendo la mano que había tenido apoyada en su pecho mientras dormía, estiré el dedo índice y recorrí su nariz despacio, desde el puente hasta la punta y hacia el puente otra vez, sonriendo porque no había nariz más bonita que la de Otis Fitzgerald, ¡y qué envidia me daba!
No sabía qué hora era, ni si él pretendía madrugar o despertarse tarde, pero no quería quedarme sola observando su nariz. Y sus pestañas. Y su pelo. Más que nada porque parecía raro hacer aquello, no sé. Me removí un poco, moviendo también los dedos que aún reposaban sobre la piel de su espalda, y sonriendo porque si el frío no lo despertaba, lo haría yo. — Otis. — y le apreté la punta de la nariz con el índice, no una, varias veces seguidas. — Otto. — y otra vez más apretando la punta de su nariz, ahora con una sonrisa divertida en los labios. — Fiiiiiiiiiiitz. — tenía que despertarse sí o si, que la tele aún estaba encendida y yo quería entretenimiento.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Otis roncaba. Desde chico que lo hacía, y era debido a que a) no le gustaba respirar por la nariz mientras dormía, y b) tenía la garganta débil y se cerraba un poco por las noches, provocando los leves ronquidos. No era algo de que asustarse, es más, el ruido no era molesto y era apenas audible. Y no es que Otis se avergonzara de aquello, de hecho estaba quizás un poco orgulloso de lo profundo que sonaban (los había oído una vez que uno de sus hermanos lo grabó por la noche). Seguro que Jackie le oía, pues estaba acostada justo a su lado, todavía entre sus brazos.
No sintió la mano en la espalda y tampoco el dedo de su amiga recorriéndole la nariz. Lo que si percibió fue la pequeña presión seguida por las palabras de Jacqueline. Otis arrugó la nariz dos veces como si se tratara de un tic, y removiendo un poco el rostro haciéndole saber que quería seguir durmiendo. — Hnnng — es lo único que pudo "decir" antes de abrir un poco los ojos y ver a la rubia sonriendo, lo que le hizo sonreír — ¿Qué quieres? — dijo con la voz más adormilada que pudo hacer, o que salió, porque él no intentaba que sonara así. Se removió una vez mas, se incorporó de a poco y apagó el televisor que, por Dios, cuánto le molestaba que quedara encendido mientras dormía. Miró a su alrededor y después de rascarse la nuca y estirar un poco los brazos, giró sobre si mismo y se tumbó de nuevo, esta vez dándole la espalda a Jackie — ¿Qué hora es? — aunque en realidad eso no le importaba, porque estaba en sus planes seguir durmiendo. Removió una vez más las piernas, que parecían estar hechas un nudo con las de ella y cerró los ojos de nuevo, esta vez con una pequeña sonrisa en el rostro — Qué molesta — y soltó una pequeña risa, para hacerle saber que sólo bromeaba.
No sintió la mano en la espalda y tampoco el dedo de su amiga recorriéndole la nariz. Lo que si percibió fue la pequeña presión seguida por las palabras de Jacqueline. Otis arrugó la nariz dos veces como si se tratara de un tic, y removiendo un poco el rostro haciéndole saber que quería seguir durmiendo. — Hnnng — es lo único que pudo "decir" antes de abrir un poco los ojos y ver a la rubia sonriendo, lo que le hizo sonreír — ¿Qué quieres? — dijo con la voz más adormilada que pudo hacer, o que salió, porque él no intentaba que sonara así. Se removió una vez mas, se incorporó de a poco y apagó el televisor que, por Dios, cuánto le molestaba que quedara encendido mientras dormía. Miró a su alrededor y después de rascarse la nuca y estirar un poco los brazos, giró sobre si mismo y se tumbó de nuevo, esta vez dándole la espalda a Jackie — ¿Qué hora es? — aunque en realidad eso no le importaba, porque estaba en sus planes seguir durmiendo. Removió una vez más las piernas, que parecían estar hechas un nudo con las de ella y cerró los ojos de nuevo, esta vez con una pequeña sonrisa en el rostro — Qué molesta — y soltó una pequeña risa, para hacerle saber que sólo bromeaba.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Cuando Otis abrió los ojos por fin, todo adormilado y después de haber arrugado la nariz, sonreí más todavía, viendo que él también lo hacía. — Que te despiertes, eso quiero. — y antes de que se incorporase le apreté la nariz otra vez, acompañado esta vez de un — Boop. — acompañado de una risa mientras él apagaba la tele y tras mirar un poco al rededor se dejaba caer otra vez, pero de espaldas a mí. — ¡Eh! — qué injusto, yo que quería el calorcito, y el capullo va y se da la vuelta. — Queeeeee te calles, Otis. — y aunque volvía a decirle aquello, la risa venía incluída para que se notase que yo también iba en broma. Acababa de desenredar las piernas de entre las mías, pero de todas formas yo me pegué a su espalda cual lapa y lo rodeé con una pierna otra vez, y con un brazo el torso, apoyando la mano en su estómago para que no se fuese. — No seas capullo, anda. — y empecé a molestarlo con el pie, y a soplarle en la oreja pero de esa forma en la que sonaba fuerte y molesto.
Paré tras unos segundos, soltando un bostezo largo y acomodándome contra su espalda como si fuese lo más cómodo del mundo. — No sé qué hora es, por cierto. — y reí, ahí con la nariz contra su columna y el brazo y la pierna aún rodeándolo cual koala. — Espera, sí. — y me removí para poder apoyarme en un codo y tratar de ver a otis por sobre su hombro. Imposible, los hombros de ese chico eran más grandes que mi esperanza de vida. — Es la hora de por favor hazme caso que me aburro un montón y es todo culpa tuya. — y después de aquello lo empujé un poco y me tumbé boca arriba, con las manos agarrando el edredón, haciendo que éste quedase subido hasta mi nariz. — Qué mal anfitrión eres, Fitzgerald. — no lo era, ni mucho menos, pero chincharlo era de mis hobbies favoritos desde que le conocí.
Paré tras unos segundos, soltando un bostezo largo y acomodándome contra su espalda como si fuese lo más cómodo del mundo. — No sé qué hora es, por cierto. — y reí, ahí con la nariz contra su columna y el brazo y la pierna aún rodeándolo cual koala. — Espera, sí. — y me removí para poder apoyarme en un codo y tratar de ver a otis por sobre su hombro. Imposible, los hombros de ese chico eran más grandes que mi esperanza de vida. — Es la hora de por favor hazme caso que me aburro un montón y es todo culpa tuya. — y después de aquello lo empujé un poco y me tumbé boca arriba, con las manos agarrando el edredón, haciendo que éste quedase subido hasta mi nariz. — Qué mal anfitrión eres, Fitzgerald. — no lo era, ni mucho menos, pero chincharlo era de mis hobbies favoritos desde que le conocí.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Otis soltó una risa acompañando la de ella cuando le dijo que se callara, y una carcajada más fuerte cuando le llamó capullo. Pero después Jackie empezó a joderle con el pie y a soplarle en la oreja, de una manera que Otis, aunque reía, notó muy molesta — Para — dijo mientras alzaba el brazo y hacía un ademán hacia atrás — Basta, qué molesta — y soltando un gruñido volvió a removerse, esta vez cruzando los brazos.
Cerró los ojos cuando le dijo que no sabía qué hora era. Perfecto, más tiempo para dormir. Pero era obvio que dormir no estaba en los planes de la rubia. Y luego dijo eso, que hizo a Otis soltar otra carcajada y girarse para estar frente a ella de nuevo. Apoyó el codo en el colchón y su cabeza en su mano mientras sonreía y cerraba los ojos de una manera perezosa — Pero qué invitada tan inquieta — y la miró tapada hasta la nariz, conteniendo otra risa. Se removió y dejó caer la cabeza sobre la almohada de nuevo, tapándose los ojos con una mano — Tengo sueño, Jacques — y giró para acostarse boca abajo con el rostro mirando hacia ella — Y también hambre, tengo sueño y hambre — y no pudo evitar soltar una carcajada bajita, porque — Soy todo un miserable —. Otis sabía que no estaba ni cerca de ser un miserable como los de esa película que Jackie le había hecho ver, pero así se sentía. Una cosa era tener sueño, otra cosa era tener hambre. ¿Tener ambos? Tragedia, desgracia, flagelo, calamidad. Vaya, qué dramático. Bostezó y se removió de nuevo, pensando que después de levantarse podría ir a por un tazón lleno de cereales, o un jugo fresco, o una banana, o quizás todos todos los anteriores.
Cerró los ojos cuando le dijo que no sabía qué hora era. Perfecto, más tiempo para dormir. Pero era obvio que dormir no estaba en los planes de la rubia. Y luego dijo eso, que hizo a Otis soltar otra carcajada y girarse para estar frente a ella de nuevo. Apoyó el codo en el colchón y su cabeza en su mano mientras sonreía y cerraba los ojos de una manera perezosa — Pero qué invitada tan inquieta — y la miró tapada hasta la nariz, conteniendo otra risa. Se removió y dejó caer la cabeza sobre la almohada de nuevo, tapándose los ojos con una mano — Tengo sueño, Jacques — y giró para acostarse boca abajo con el rostro mirando hacia ella — Y también hambre, tengo sueño y hambre — y no pudo evitar soltar una carcajada bajita, porque — Soy todo un miserable —. Otis sabía que no estaba ni cerca de ser un miserable como los de esa película que Jackie le había hecho ver, pero así se sentía. Una cosa era tener sueño, otra cosa era tener hambre. ¿Tener ambos? Tragedia, desgracia, flagelo, calamidad. Vaya, qué dramático. Bostezó y se removió de nuevo, pensando que después de levantarse podría ir a por un tazón lleno de cereales, o un jugo fresco, o una banana, o quizás todos todos los anteriores.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Oír cómo Otis se carcajeaba significaba que mi cometido había sido efectuado y cumplido con éxito: el de despertarlo, digo. Luego se incorporó un poco junto a mí, y sonreí bajo todo aquel edredón enorme, consiguiendo que se me achinasen los ojos un poquito. Otis recién levantado era gracioso, y ver cómo se movía una y otra vez conseguía que me entrase la risa tonta. — Ajo y agua, querido Otis, ajo y agua. — o sea que a joderse y aguantarse. — ¡Ya no es hora de dormir, Fitz! — y me giré para colocarme como Otis sobre el colchón, boca abajo y la cara apoyada en la almohada para poder verlo. — Sea la hora que sea. — y solté una risa bajita, subiendo una mano para rascarme la nariz aún mirando al rubio.
— Eres todo un miserable. — sonrei ampliamente, quedando aquello muy extraño, porque, llamar a alguien miserable y sonreír tan ampliamente tenía que ser creepy sí o si. Me quedé en silencio, observando a Otis mientras pensaba, y solté un suspiro subiendo ambas manos y poniéndolas bajo mi cara, como apoyándola en el dorso de la mano izquierda y el dorso de la derecha contra el colchón. — Iba a decir que podríamos ir a comer algo, pero... he cambiado de opinión, Fitz. — cerré los ojos y sonreí un poco, removiéndome para estar un poco más cerca de Otis y abrir los ojos para verle. — Ahora quiero quedarme aquí durmiendo un poco más. — quejica, pesada, toca pelotas... pero todo con mucho cariño, que no se diga. — ¿Si o sí? — pregunté, alzando las cejas y sonriendo más ampliamente, creo que no dando mucha oportunidad a un no por respuesta pero temiendo que Otis respondería con esa negativa. No es que me fijase mucho, pero pocas veces Otis me decía que no a algo, y si lo hacía, aquello me hacía feliz porque aunque era mucho más fácil salirse con la mía de ese modo, pelear por ello era más divertido.
— Eres todo un miserable. — sonrei ampliamente, quedando aquello muy extraño, porque, llamar a alguien miserable y sonreír tan ampliamente tenía que ser creepy sí o si. Me quedé en silencio, observando a Otis mientras pensaba, y solté un suspiro subiendo ambas manos y poniéndolas bajo mi cara, como apoyándola en el dorso de la mano izquierda y el dorso de la derecha contra el colchón. — Iba a decir que podríamos ir a comer algo, pero... he cambiado de opinión, Fitz. — cerré los ojos y sonreí un poco, removiéndome para estar un poco más cerca de Otis y abrir los ojos para verle. — Ahora quiero quedarme aquí durmiendo un poco más. — quejica, pesada, toca pelotas... pero todo con mucho cariño, que no se diga. — ¿Si o sí? — pregunté, alzando las cejas y sonriendo más ampliamente, creo que no dando mucha oportunidad a un no por respuesta pero temiendo que Otis respondería con esa negativa. No es que me fijase mucho, pero pocas veces Otis me decía que no a algo, y si lo hacía, aquello me hacía feliz porque aunque era mucho más fácil salirse con la mía de ese modo, pelear por ello era más divertido.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
— Nada de ajo y agua, Jacques — dijo frunciendo el ceño — Ya sabes que la hora de dormir es a todas horas — y giró sobre sí mismo quedando boca arriba. Se destapó porque el enredón empezaba a molestarle, y estiro los brazos y las piernas, soltando un zumbido que sonó como un — Hnnnng — bastante cansado. Estaba empezando a incorporarse cuando la chica dijo que cambiaba de opinión, haciendo que Otis negara con la cabeza. Se sentó derecho, estiró un brazo, después el otro y se dio la vuelta para verla sosteniéndose en una mano, porque ya estaba despabilado pero no muy cuerdo. Bostezó de nuevo negando con la cabeza — Ningún sí o sí, que no, ya me has despertado del todo —, dijo luego de sonreírle una vez más.
Destapó a su amiga tirando del enredón de una manera bastante violenta y rápida, y para bajarse de la cama pasó por encima de ella. No le avergonzaba el pijama azul con patitos amarillos que llevaba puesto, ya le había visto muchas veces vestido así. Sí, se había sonrojado la primera vez, ¿pero eso había sido hace cuánto? — Anda, rápido, que me apetece un tazón lleno de cereales, una banana y un juego bien fresco — dijo buscando la media que le faltaba entre las sábanas al pie de la cama — O quizás un vaso de Coca... — y siguió dando vueltas sobre qué quería para el desayuno.
Después de no encontrar la media y darse por vencido (porque seamos realistas, las sábanas saben cómo tragar medias), caminó con un pie descalzo y el otro envuelto en el soquete negro hasta la ventana. Abrió las cortinas y podría decir que la luz del sol lo dejó ciego, pero sería mentira. Porque no había sol, el cielo estaba nublado. Ideal para otra siesta. El chico sonrió y se dio la vuelta, viendo a Jackie de nuevo — Vamos a comer y después seguimos durmiendo, ¿suena bien? —
Destapó a su amiga tirando del enredón de una manera bastante violenta y rápida, y para bajarse de la cama pasó por encima de ella. No le avergonzaba el pijama azul con patitos amarillos que llevaba puesto, ya le había visto muchas veces vestido así. Sí, se había sonrojado la primera vez, ¿pero eso había sido hace cuánto? — Anda, rápido, que me apetece un tazón lleno de cereales, una banana y un juego bien fresco — dijo buscando la media que le faltaba entre las sábanas al pie de la cama — O quizás un vaso de Coca... — y siguió dando vueltas sobre qué quería para el desayuno.
Después de no encontrar la media y darse por vencido (porque seamos realistas, las sábanas saben cómo tragar medias), caminó con un pie descalzo y el otro envuelto en el soquete negro hasta la ventana. Abrió las cortinas y podría decir que la luz del sol lo dejó ciego, pero sería mentira. Porque no había sol, el cielo estaba nublado. Ideal para otra siesta. El chico sonrió y se dio la vuelta, viendo a Jackie de nuevo — Vamos a comer y después seguimos durmiendo, ¿suena bien? —
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Alcé ambas cejas y abri la boca todo lo que pude para dejar clara mi sorpresa, pero la mueca de sorpresa iba transformándose en sonrisa, porque Otis se estiraba de esa forma tan graciosa, en plan estirando primero este brazo, luego el otro, luego esto, ahora me siento así, ahora asá... muy gracioso, con el pijama de patitos que me hizo llorar de la risa aquella vez que lo vi por primera vez con él puesto. No se lo he dicho nunca, pero me encantaría que algún día me dejase probármelo. Pero vamos, que me había dicho que no a lo de dormir otra vez. — ¡Venga ya, Fitz! — me quejé, empezando a taparme bien, ya que al incorporarse me había quitado un poco de edredón. Pero no me dio tiempo, porque de repente Otis había tirado del edredón con ímpetu, y yo solté un —dios me perdone— gritito que se mezcló con una risa mientras él pasaba sobre mí para bajarse de la cama. — ¡Serás hijo de...! — quería mucho a la madre de Fitz como para terminar esa frase, y él ya lo sabía tan bien como yo.
Cuando empezó a hablar de lo que quería desayunar, tiré del edredón hacia mí para taparme otra vez, gruñendo en el proceso. — Tío, no me hables de comida a estas horas. — ni siquiera sabía qué hora era, pero hablar de comida conmigo no era algo ni muy fácil ni muy apreciado por mi parte, que digamos. Y aunque yo sabía que Otis era conocedor de ese dato, también sabía que él adoraba comer y además, mucho. Suspiré, destapándome un poco, lo justo para ver que Otis había abierto las cortinas. Lo miré con una mano sobre la frente, y un ojo cerrado en un intento de que la luz me molestase. Justo cuando Otis se giraba hacia mí sonriente, yo me rascaba el muslo izquierdo y, al hacerlo, noté un tipo de tela que no era el edredón entre los dedos. Aprovechando mi hallazgo y la pregunta de la jirafa parlante que estaba ahí plantada, saqué un brazo de debajo del edredón y le lancé el calcetin a la cabeza con todas mis fuerzas para que no acabase cayendo al suelo a medio metro de mí. — ¡No! — y tras soltar otra risa volví a las profundidades del edredón, encogiéndome ahí dentro como si fuese a servirme de mucho en caso de ataque enemigo, o de sueño.
Cuando empezó a hablar de lo que quería desayunar, tiré del edredón hacia mí para taparme otra vez, gruñendo en el proceso. — Tío, no me hables de comida a estas horas. — ni siquiera sabía qué hora era, pero hablar de comida conmigo no era algo ni muy fácil ni muy apreciado por mi parte, que digamos. Y aunque yo sabía que Otis era conocedor de ese dato, también sabía que él adoraba comer y además, mucho. Suspiré, destapándome un poco, lo justo para ver que Otis había abierto las cortinas. Lo miré con una mano sobre la frente, y un ojo cerrado en un intento de que la luz me molestase. Justo cuando Otis se giraba hacia mí sonriente, yo me rascaba el muslo izquierdo y, al hacerlo, noté un tipo de tela que no era el edredón entre los dedos. Aprovechando mi hallazgo y la pregunta de la jirafa parlante que estaba ahí plantada, saqué un brazo de debajo del edredón y le lancé el calcetin a la cabeza con todas mis fuerzas para que no acabase cayendo al suelo a medio metro de mí. — ¡No! — y tras soltar otra risa volví a las profundidades del edredón, encogiéndome ahí dentro como si fuese a servirme de mucho en caso de ataque enemigo, o de sueño.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Otis vio a Jackie poniendo su mano sobre su frente y frunció los labios en una mueca de desaprobación. ¿Por qué taparse de la luz que no entraba en un principio? Negó con la cabeza justo cuando notó algo volando contra él, que acabó por golpearle el rostro y caer al piso. Bajó la mirada y vio el calcetín ahí al lado de sus pies, lo tocó con uno y se agachó para juntarlo — Gracias — dijo mirando a Jackie y apoyando el trasero en la pared, cruzó una pierna sobre la otra y abrigó su pie desnudo.
Cuando el malabarismo ya estuvo hecho, se acercó a la cama de nuevo, riendo porque Jackie hecha una bolita bajo el enredón siempre podría sacarle una sonrisa. Se sentó en el borde y se echó hacia atrás, sabiendo que aterrizaría sobre ella — Vamos, Henrietta — gruñó y se paró de nuevo. Tiró del enredón una vez más y se agachó para palmearle la espalda despacito. — Levanta — , y dicho eso, le agarró ambas piernas, y empezó a tirar de ella. A ver, que Otis estaba hambriento y si Jackie no iba por su propia cuenta, el chico se la llevaba puesta. Sí, otra posibilidad era que fuera solo y desayunara tranquilo, volviera y siguiera durmiendo con la rubia a su lado, pero si ella se había esforzado tanto en molestarlo y despertarlo entonces el tenía que devolver el "favor" — Te voy a llevar al hombro como a un saco de papas, Jacques — digo Otis poniendo los brazos en jarra — O te levantas o te cargo — rió una vez mas antes de levantar una pierna y con la punta de los dedos tocarle el brazo y el estómago — ¿Por favor? — y sonrió porque tal vez las palabras mágicas funcionaban con Jackie en la mañana.
Cuando el malabarismo ya estuvo hecho, se acercó a la cama de nuevo, riendo porque Jackie hecha una bolita bajo el enredón siempre podría sacarle una sonrisa. Se sentó en el borde y se echó hacia atrás, sabiendo que aterrizaría sobre ella — Vamos, Henrietta — gruñó y se paró de nuevo. Tiró del enredón una vez más y se agachó para palmearle la espalda despacito. — Levanta — , y dicho eso, le agarró ambas piernas, y empezó a tirar de ella. A ver, que Otis estaba hambriento y si Jackie no iba por su propia cuenta, el chico se la llevaba puesta. Sí, otra posibilidad era que fuera solo y desayunara tranquilo, volviera y siguiera durmiendo con la rubia a su lado, pero si ella se había esforzado tanto en molestarlo y despertarlo entonces el tenía que devolver el "favor" — Te voy a llevar al hombro como a un saco de papas, Jacques — digo Otis poniendo los brazos en jarra — O te levantas o te cargo — rió una vez mas antes de levantar una pierna y con la punta de los dedos tocarle el brazo y el estómago — ¿Por favor? — y sonrió porque tal vez las palabras mágicas funcionaban con Jackie en la mañana.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Yo estaba tan tranquila en aquel fuerte de plumas y calor cuando re repente abrí los ojos de golpe. Mira que había estado esperando el ataque, pero, ¿Otis dejándose caer sobre mí? Además de que lo hizo llamándome por mi estúpido primer nombre. Mira que hay nombres en el mundo, y el inútil de Donald tenía que llamarme Henrietta. Me están dando escalofríos sólo de pensarlo. — Dios, Otis, sabes que odio ese nombre. — y ahí estaba otra vez, el frío atizándome en el trasero por culpa de Otis. — ¡Para ya! — porque me había quitado el edredón otra vez y porque noté primero las palmadas, y después cómo de repente me agarraba de las piernas por mucho que yo intentase encogerlas, y tiraba de mí para sacarme de la cama.
— ¡Me cago e-en la pu-puta! — no podía parar de reírme, porque tenía las manos en el borde del colchón, agarradas bajo la almohada mientras él tiraba, y una vez me soltó, quise encogerme otra vez, pero Otis me dio esa advertencia y yo le enseñé el dedo corazón con una sonrisa, así que apenas pude defenderme cuanto levantó la pierna y me pokeó con el pie en el estómago y el brazo. — Eres tonto. — insultos nivel experto, como puede comprobarse, por parte de Jacqueline Gallagher, muchas gracias. Levanté la mano y traté de golpearle el pie, al menos un pequeño manotazo, pero no hubo manera con el brazo libre sobre los ojos otra vez. El "por favor" de Otis no debería afectarme. No debería, pero lo hacía, qué demonios. Suspiré, apartando la mano de mi cara y mirándolo con una ceja alzada mientras me incorporaba y poco a poco, me paraba sobre la cama frente a él con los brazos en jarras. Dios, ni aún así le pasaba apenas un par de cabezas de altura. — Venga, ¿a qué esperas? — sonreí con una ceja alzada, haciéndole saber que aquello me divertía, como tantas otras cosas que tenían que ver con molestarlo. Si tantas ganas tenía de ver cómo le veía comer, ya podía llevarme hasta la cocina, que a mí no me parecía un mal plan.
— ¡Me cago e-en la pu-puta! — no podía parar de reírme, porque tenía las manos en el borde del colchón, agarradas bajo la almohada mientras él tiraba, y una vez me soltó, quise encogerme otra vez, pero Otis me dio esa advertencia y yo le enseñé el dedo corazón con una sonrisa, así que apenas pude defenderme cuanto levantó la pierna y me pokeó con el pie en el estómago y el brazo. — Eres tonto. — insultos nivel experto, como puede comprobarse, por parte de Jacqueline Gallagher, muchas gracias. Levanté la mano y traté de golpearle el pie, al menos un pequeño manotazo, pero no hubo manera con el brazo libre sobre los ojos otra vez. El "por favor" de Otis no debería afectarme. No debería, pero lo hacía, qué demonios. Suspiré, apartando la mano de mi cara y mirándolo con una ceja alzada mientras me incorporaba y poco a poco, me paraba sobre la cama frente a él con los brazos en jarras. Dios, ni aún así le pasaba apenas un par de cabezas de altura. — Venga, ¿a qué esperas? — sonreí con una ceja alzada, haciéndole saber que aquello me divertía, como tantas otras cosas que tenían que ver con molestarlo. Si tantas ganas tenía de ver cómo le veía comer, ya podía llevarme hasta la cocina, que a mí no me parecía un mal plan.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
— Qué vulgar, Jacqueline — Otis se hizo el ofendido llevándose una mano al pecho cuando su amiga terminó de pronunciar aquellas palabras, acompañadas con risas. En realidad no le ofendía ni un poquito, Jackie era alguien que no dudaba antes de lanzar una palabrota y a eso Otis lo sabía. Cuántas veces se habrá descocido hablando mal de alguien, lanzando maldiciones como si le hubiera robado el guión a camionero apurado con una vaca en el camino. La diferencia es que ella no sonaba como un camionero apurado con una vaca en el camino, ella sonaba como Jackie. Muchas veces inclusive tierna, intentando parecer ruda cuando, por Dios, no lo era.
La vio pararse en la cama y se paró al frente con una sonrisa un tanto pícara en la cara, porque ella nunca había estado tan alta desde la última vez que se habían parado de esa manera — Estoy esperando a que me pidas que te cargue, y que lo digas por favor — Otis se puso las manos en la cadera y se alzó de puntillas, para pasarla un poquito y soltar otra carcajada negando con la cabeza. Hizo un paso hacia atrás para alejarse y estiró de nuevo la pierna para tocarla, esta vez en la rodilla — Ahí tienes, por haber dicho esas palabrotas — dijo el rubio con tono inocente, como si él no dijera nada de ello. Volvió a reír y bajó la pierna, porque ya se le había cansado y la apoyó en el suelo, junto a la otra. Se cruzó de brazos todavía sonriente, alzando una ceja y luciendo de una manera bastante peculiar su adorado pijamas de patitos amarillos.
De repente, como si los hubiera escuchado hablar, su madre anunció que el desayuno ya estaba listo para ambos, y a juzgar por el delicioso aroma que llegó hasta su habitación, había preparado tostadas. El rubio se relamió los labios levemente y escuchó a su estómago rugir. El pobre no había estado bromeando; estaba hambriento.
La vio pararse en la cama y se paró al frente con una sonrisa un tanto pícara en la cara, porque ella nunca había estado tan alta desde la última vez que se habían parado de esa manera — Estoy esperando a que me pidas que te cargue, y que lo digas por favor — Otis se puso las manos en la cadera y se alzó de puntillas, para pasarla un poquito y soltar otra carcajada negando con la cabeza. Hizo un paso hacia atrás para alejarse y estiró de nuevo la pierna para tocarla, esta vez en la rodilla — Ahí tienes, por haber dicho esas palabrotas — dijo el rubio con tono inocente, como si él no dijera nada de ello. Volvió a reír y bajó la pierna, porque ya se le había cansado y la apoyó en el suelo, junto a la otra. Se cruzó de brazos todavía sonriente, alzando una ceja y luciendo de una manera bastante peculiar su adorado pijamas de patitos amarillos.
De repente, como si los hubiera escuchado hablar, su madre anunció que el desayuno ya estaba listo para ambos, y a juzgar por el delicioso aroma que llegó hasta su habitación, había preparado tostadas. El rubio se relamió los labios levemente y escuchó a su estómago rugir. El pobre no había estado bromeando; estaba hambriento.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Me encogí de hombros con una sonrisa en la cara y los brazos aún en jarras. — Es lo que hay. — y era así, si no te gusta bien, y si no, pues te jodes. Bueno, vale, a Otis no. Aunque me lo iba a pensar si seguía mirándolo ahí plantado con las manos en las caderas y el pijama de patos resaltando como lo que más. Lo increíble es que Otis no dejaba de crecer y el pijama seguía siendo el que más usaba, y eso que debía de llegarle por encima de los tobillos. Puse los ojos en blanco y chasqueé la lengua mirándole, porque, anda ya, ¿para qué iba a pedirle por favor que me llevase a la cocina? ¡Si él se había ofrecido! Pese a no querer pedirle por favor que me llevase a la cocina sólo para chinchar, solté una carcajada cuando se puso de puntillas y vi cómo ganaba unos centímetros más que yo.
Cuando me tocó con la pierna solté un quejido y traté de apartarme, pero me dio en la rodilla y eso consiguió que perdiese el equilibrio sobre la cama durante un segundo. — A tomar por culo tú y las palabrotas, fíjate lo que te digo. — el repertorio era largo y teníamos para rato si Otis seguía recordándome que a veces tenía una boca un tanto sucia. Le estaba sacando la lengua justo cuando Mamá Fitz habló y anunció que el desayuno estaba listo. Fruncí un poco el ceño, pero llegué a ver a Otis relamerse y sonreí, bajando de la cama de un saltito y situándome tras él para empujarlo hacia la puerta. — ¡Vamos, vamos, vamos, vamos! — y lo empujé hasta que pude apartarlo de donde había estado junto a la ventana y así tener el espacio suficiente como para situarme a su espalda y saltar, agarrándome a sus hombros con una risa y rodeándole el torso con las piernas. — ¡A la cocina! — y antes de que pudiese decir nada, estiré el cuello sobre su hombro para besarlo en la rejilla con rapidez, fugazmente, y aún riendo un poco. — ¿Por favor? — quizás el por favor lo convencía.
Cuando me tocó con la pierna solté un quejido y traté de apartarme, pero me dio en la rodilla y eso consiguió que perdiese el equilibrio sobre la cama durante un segundo. — A tomar por culo tú y las palabrotas, fíjate lo que te digo. — el repertorio era largo y teníamos para rato si Otis seguía recordándome que a veces tenía una boca un tanto sucia. Le estaba sacando la lengua justo cuando Mamá Fitz habló y anunció que el desayuno estaba listo. Fruncí un poco el ceño, pero llegué a ver a Otis relamerse y sonreí, bajando de la cama de un saltito y situándome tras él para empujarlo hacia la puerta. — ¡Vamos, vamos, vamos, vamos! — y lo empujé hasta que pude apartarlo de donde había estado junto a la ventana y así tener el espacio suficiente como para situarme a su espalda y saltar, agarrándome a sus hombros con una risa y rodeándole el torso con las piernas. — ¡A la cocina! — y antes de que pudiese decir nada, estiré el cuello sobre su hombro para besarlo en la rejilla con rapidez, fugazmente, y aún riendo un poco. — ¿Por favor? — quizás el por favor lo convencía.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Otis carcajeó cuando Jackie volvió a soltar otra de esas palabrotas. Era inevitable, ¿cierto? Para esa chica decir vulgaridades pareciera ser vital, como si se tratara de respirar. Sin embargo, el chico no podía quejarse, que a cualquiera se le podían escapar. Más de una vez se había escuchado imitando las palabras de su amiga, y por supuesto, arrepintiéndose al segundo. Él no tenía las agallas para andar por ahí maldiciendo a todo el mundo, claro que no. Alzó una ceja de nuevo y — Oye, no te pases, que la simpatía se me va a acabar algún día —, y rió con los brazos en jarra. Y mientras reía, soltó un — A tomar por culo mi amiga Jackie — lo bastante alto como para que ella le oyera. Y luego ella bajó de la cama, empezó a empujarle y saltó sobre su espalda, todo demasiado rápido como para pensar en negarse. Le agarró las piernas con fuerza, pues no quería que cayera por nada en el mundo. Asintió cuando le pidió el camino a la cocina, y no pudo evitar sonrojarse cuando le besó en la mejilla. Además, '¿por favor?' ¿Cuando había pedido por favor la señorita Jacqueline Gallagher? Se limitó a asentir de nuevo y tartamudear un «sí» como respuesta, empezando a mover las piernas hacia donde le había pedido.
Mientras caminaba por el pasillo hacia destino, tuvo que desacelerar el paso y hacerse hacia un costado porque de la mano del frente venía su hermano mayor, Finn, seguido por su madre. Discutiendo, o contando algún chiste, la verdad es que al menor del rebaño no le importó. En ese momento sólo podía importarle lo hambriento que estaba y en lo rico que quedarían un par de tostadas acompañadas por un vaso de jugo, y cereales, y quizás esa banana que tanto quería.
Mientras caminaba por el pasillo hacia destino, tuvo que desacelerar el paso y hacerse hacia un costado porque de la mano del frente venía su hermano mayor, Finn, seguido por su madre. Discutiendo, o contando algún chiste, la verdad es que al menor del rebaño no le importó. En ese momento sólo podía importarle lo hambriento que estaba y en lo rico que quedarían un par de tostadas acompañadas por un vaso de jugo, y cereales, y quizás esa banana que tanto quería.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Me sujeté más fuerte a Otis, acostumbrada a este tipo de cosas como conseguir que los demás te llevasen por ahí agarrada cual mono, y riendo por lo que había oído antes de subirme a su espalda. – Oye, que si me estás llevando a tomar por culo, me bajo, ¿eh? – y reí más, con las muñecas cruzadas sobre su clavícula y los brazos apoyados en sus hombros. Seguro que estaba molestándole por el peso, pero si aquello era así, no decía nada. – Huele muy bien. – acompañé esa frase con un “mmm” y cerré los ojos un segundo, porque de verdad olía bien. Eso sí, oliese bien o no… el desayuno y yo no nos llevábamos bien. Y ya me estaba imaginando a Otis tratando que yo comiese al menos una banana, que ni si quiera me gustaban. También podría irme antes de desayunar, pero me daba pena irme tan pronto, con lo bien que estaba yo con Otis.
Tenía la cabeza apoyada en el hombro de Otis, pero noté cómo se desviaba un poco y se quedaba más pegado a la pared. Y al levantar la cabeza y ver quién venía por el pasillo supe por qué. – ¡Finnegan! – y alcé una mano para que chocase los cinco –aun sabiendo que no debía llamar así a Finn, que era un armario de tío y podía partirme las piernas con el dedo meñique del pie–, sujetándome al hombro derecho de Otis con la mano e irguiéndome un poco en su espalda. Y cuando pasó la madre de ambos, asentí en su dirección e hice un pequeño saludo militar, acompañado de una risita. – Mamá Fitz. – puede que el cariño de esa mujer y lo bien que me sentía en su casa ayudaban a que cada vez que la viese, el nivel de felicidad subiese un punto. Además, no solía caerle bien a las madres –no antes, al menos–, y la señora Fitzgerald, en cambio, parecía quererme mucho. Pese a conocer a Otis desde hacia apenas un año y poco, vaya. Apoyé de nuevo la cara en el hombro de Otis, convencida de que mi saludo les habría animado en caso de que estuviesen discutiendo.
Tenía la cabeza apoyada en el hombro de Otis, pero noté cómo se desviaba un poco y se quedaba más pegado a la pared. Y al levantar la cabeza y ver quién venía por el pasillo supe por qué. – ¡Finnegan! – y alcé una mano para que chocase los cinco –aun sabiendo que no debía llamar así a Finn, que era un armario de tío y podía partirme las piernas con el dedo meñique del pie–, sujetándome al hombro derecho de Otis con la mano e irguiéndome un poco en su espalda. Y cuando pasó la madre de ambos, asentí en su dirección e hice un pequeño saludo militar, acompañado de una risita. – Mamá Fitz. – puede que el cariño de esa mujer y lo bien que me sentía en su casa ayudaban a que cada vez que la viese, el nivel de felicidad subiese un punto. Además, no solía caerle bien a las madres –no antes, al menos–, y la señora Fitzgerald, en cambio, parecía quererme mucho. Pese a conocer a Otis desde hacia apenas un año y poco, vaya. Apoyé de nuevo la cara en el hombro de Otis, convencida de que mi saludo les habría animado en caso de que estuviesen discutiendo.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Otis sonrió cuando escuchó a Jackie saludando a su hermano y luego a su madre. Le alegraba que se llevaran tan bien, de hecho su familia siempre le hacía cumplidos acerca de su más reciente amiga. La mayoría eran cosas que el chico ya sabía: que es muy respetuosa, que es muy ordenada, que wow, Otis, Jackie está muy buena (cortesía de Finn Fitzgerald, según Otis, el emperador de mierdalandia). En fin, que aunque la rubia no lo supiera, era bien vista en casa de los Fitzgerald, y más que nada por el hijo más chico.
Entrando en la cocina, vio en la tostadora el par de rebanadas de pan crujiente que tanto deseaba y sonrió, porque casi nada le hacía feliz como un par de tostadas después de despertar temprano. Por cierto, ¿qué hora era? Se fijó en el reloj digital que tenían en la mesada, pero estaba apagado. Por supuesto, se ha quedado sin baterías la semana pasada y si yo no las cambio quedará así hasta el año entrante, era el quejido más frecuente de su madre. Digamos que los tres hombres que quedaban en casa eran un grupete de perezosos, y que posiblemente sólo dos y un medio sabían como cambiar las baterías de un reloj digital de cocina. – ¿Quieres un par de tostadas? – le preguntó a su amiga que todavía iba en su espalda. Se acercó a la mesada haciendo pasos hacia atrás, y cuando Jackie ya estaba sentada en la misma, le soltó las piernas y se liberó de su agarre. Caminó hacia la tostadora y sacó las rebanadas que todavía estaban dentro con muchísima precisión, porque si había algo que Ernest Otis Fitzgerlad podía hacer hasta con los ojos vendados, sudando y un insoportable tic-tac de fondo añadiéndole presión, era sacar las tostadas de la tostadora. Y ojo, que nunca se había quemado – Tenemos mermelada en la alacena... – dijo preparando dos platos distintos, apilando varias rebanadas en cada uno – mermelada, manteca, y si Finn no se ha acabado la Nutella pues todavía hay un pote por ahí – hablaba mientras caminaba por la cocina sirviendo vasos de jugo y preparando platos, como si hubiera nacido para eso. Cabe decir que se relamió los labios más de una vez. Por Dios, qué hambriento estaba.
Entrando en la cocina, vio en la tostadora el par de rebanadas de pan crujiente que tanto deseaba y sonrió, porque casi nada le hacía feliz como un par de tostadas después de despertar temprano. Por cierto, ¿qué hora era? Se fijó en el reloj digital que tenían en la mesada, pero estaba apagado. Por supuesto, se ha quedado sin baterías la semana pasada y si yo no las cambio quedará así hasta el año entrante, era el quejido más frecuente de su madre. Digamos que los tres hombres que quedaban en casa eran un grupete de perezosos, y que posiblemente sólo dos y un medio sabían como cambiar las baterías de un reloj digital de cocina. – ¿Quieres un par de tostadas? – le preguntó a su amiga que todavía iba en su espalda. Se acercó a la mesada haciendo pasos hacia atrás, y cuando Jackie ya estaba sentada en la misma, le soltó las piernas y se liberó de su agarre. Caminó hacia la tostadora y sacó las rebanadas que todavía estaban dentro con muchísima precisión, porque si había algo que Ernest Otis Fitzgerlad podía hacer hasta con los ojos vendados, sudando y un insoportable tic-tac de fondo añadiéndole presión, era sacar las tostadas de la tostadora. Y ojo, que nunca se había quemado – Tenemos mermelada en la alacena... – dijo preparando dos platos distintos, apilando varias rebanadas en cada uno – mermelada, manteca, y si Finn no se ha acabado la Nutella pues todavía hay un pote por ahí – hablaba mientras caminaba por la cocina sirviendo vasos de jugo y preparando platos, como si hubiera nacido para eso. Cabe decir que se relamió los labios más de una vez. Por Dios, qué hambriento estaba.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
El olor que provenía de la cocina me recordaba a otros tiempos, a tiempos mejores. A mamá haciendo el desayuno y papá contándole lo que había pensado hacer el fin de semana, tal vez ir a ver una película a Second Row o dar un paseo por el parque. Algo en familia, que ahora me resultaba chistoso. Mis brazos se echaron hacia atrás conforme Otis se acercaba a la mesa y yo lo veía de reojo, mis manos agarrándose finalmente a sus hombros y en cuanto estuve sentada, me solté, y Otis me soltó las piernas. Se me pasaron por la mente mil y una cosas que decirle, todas teniendo que ver con disculparme por pesar más de la cuenta, o por hacer mucho ruido, incluso aprovechar para disculparme por aquella vez que le pisé mientras caminaba hacia atrás en la heladería. Pero no llegué a decir nada sobre eso, porque me había preguntado si quería tostadas y yo aún no había respondido.
– No, gracias. – pero claro, Otis no me había escuchado, porque estaba algo ocupado sacando el pan de la tostadora como si fuese un cirujano en plena operación a corazón abierto. Si Otis pusiera ese cuidado para todo lo que hacía… no sería Otis, así que mejor dejamos esa frase en que Otis era adorable siendo como era. En aquel momento, parecía su madre, moviéndose por la cocina con salero y ganas, queriendo preparar un buen desayuno y estando de buen humor. Le había despertado a las seis de la mañana para colarme en su cama y aun así ahí estaba, ofreciéndome cualquier cosa que pudiese querer en aquel momento. No pude evitar sonreír, pensando en lo agradecida que estaba de haberme topado con Otis Fitzgerald en aquella heladería. – No quiero nada, Otis, de verdad. – y moví las piernas, balanceándolas un poco con las manos apoyadas en el borde de la mesa. – Gracias, pero no. – y le sonreí para que viese que de veras estaba todo bien y no quería nada. No podrás llevarme de vuelta a la cama si como algo. Lo último que quería era tener que oír a Otis hablar de lo mucho que pesaba, ¡anda ya!
– No, gracias. – pero claro, Otis no me había escuchado, porque estaba algo ocupado sacando el pan de la tostadora como si fuese un cirujano en plena operación a corazón abierto. Si Otis pusiera ese cuidado para todo lo que hacía… no sería Otis, así que mejor dejamos esa frase en que Otis era adorable siendo como era. En aquel momento, parecía su madre, moviéndose por la cocina con salero y ganas, queriendo preparar un buen desayuno y estando de buen humor. Le había despertado a las seis de la mañana para colarme en su cama y aun así ahí estaba, ofreciéndome cualquier cosa que pudiese querer en aquel momento. No pude evitar sonreír, pensando en lo agradecida que estaba de haberme topado con Otis Fitzgerald en aquella heladería. – No quiero nada, Otis, de verdad. – y moví las piernas, balanceándolas un poco con las manos apoyadas en el borde de la mesa. – Gracias, pero no. – y le sonreí para que viese que de veras estaba todo bien y no quería nada. No podrás llevarme de vuelta a la cama si como algo. Lo último que quería era tener que oír a Otis hablar de lo mucho que pesaba, ¡anda ya!
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Pues sí, que Otis ya sabía que Jackie iba a negarse al inmenso plato de tostadas que estaba preparando, y en parte estaba feliz. Pero era una milésima, porque el chico sí quería que su amiga comiera aunque sea un par. Y sabía que si no lo hacía, el plato era para él (razón de su pequeña y culposa felicidad). Así que para no obligar a la rubia a comer tanto -porque estaba por obligarla a comer aunque sea una-, empezó a mover las tostadas de un plato a otro, dejando uno con dos simples rebanadas de pan caliente, y el otro con ocho — Tienes que comer algo, Jacques — dijo mostrándole la comida y dejándola al lado de ella, en la mesada — El desayuno es muy importante, y no te quiero desmayada por mi casa — rió un poco quizás para sonar más convencedor.
El tema era que ir a la casa de los Fitzgerald era como visitar a tu abuela. Desde chicos su madre les había enseñado que «a los invitados hay que servirles bien porque a muchos les encanta comer tanto como a ustedes». Y ese era el punto, que la familia tenía miembros bastante comelones (todos), pero para nada mezquinos, así que lo que ellos comían también te lo servían, y quizás un poco más. Es por eso que Otis no iba a dejar a Jackie volver a su habitación sin haber mordido una de sus tostadas porque primero, estaban deliciosas y él lo sabía, y segundo, se sentía obligado a convidar algo y no descansaría hasta verla masticando.
— A ver — dijo parándose al frente de Jackie, agarrando una tostada con la mano y mostrándosela — Que esto no te va a matar, abre la boca — y acto seguido movió la mano en direcciones diferentes y haciendo "ruidos de motor" con la boca, sonriendo. ¿Alguien podía negarse a un avión de comida directo a tus labios? La respuesta era quizás no, y Otis tenía miedo de que Jackie lo hiciera.
El tema era que ir a la casa de los Fitzgerald era como visitar a tu abuela. Desde chicos su madre les había enseñado que «a los invitados hay que servirles bien porque a muchos les encanta comer tanto como a ustedes». Y ese era el punto, que la familia tenía miembros bastante comelones (todos), pero para nada mezquinos, así que lo que ellos comían también te lo servían, y quizás un poco más. Es por eso que Otis no iba a dejar a Jackie volver a su habitación sin haber mordido una de sus tostadas porque primero, estaban deliciosas y él lo sabía, y segundo, se sentía obligado a convidar algo y no descansaría hasta verla masticando.
— A ver — dijo parándose al frente de Jackie, agarrando una tostada con la mano y mostrándosela — Que esto no te va a matar, abre la boca — y acto seguido movió la mano en direcciones diferentes y haciendo "ruidos de motor" con la boca, sonriendo. ¿Alguien podía negarse a un avión de comida directo a tus labios? La respuesta era quizás no, y Otis tenía miedo de que Jackie lo hiciera.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Tres veces. Tres veces había dicho que no. Y las tres veces se las pasó Otis por el forro, porque hubiese dicho lo que hubiese dicho, me ofreció comida de todas formas. Además, dos rebanadas de pan. ¿Dos rebanadas? ¿Qué pretendía? ¿Qué no pudiese abrocharme el pantalón al día siguiente? Ni hablar. Vi las tostadas en el plato y sólo pensaba en cosas malas, ni de coña me comía yo eso. Solté un suspiro, poniendo los ojos en blanco mientras me imaginaba corriendo por toda la casa, huyendo de Otis entusiasmado por la comida, y también del pan. – Otis. – y aquello era un “basta”, porque no quería comer y es que no iba a comer.
– No voy a desmayarme, no seas dramático. Simplemente no tengo hambre. – y estiré el brazo con el que no me apoyaba a la mesa hacia atrás, cogiendo uno de los vasos que había ahí en la mesa, sin importarme si era de Finn o de Mamá Fitz, porque no era escrupulosa en lo más mínimo, vaya. Busqué después la botella de agua y echándome un poco, me giré hacia Otis para mirarlo mientras bebía un trago, porque tenía la tostada ante mí como si fuese a… – No me jodas. – sí, sí, que estaba con la tostada ahí delante como si fuese a darme de comer. – Otis. – dije, mientras dejaba el vaso a un lado, pero esa vez sonó a reprimenda, porque no podía creerme que fuese a hacer eso. - ¿Y tú qué sabes si no va a matarme? – pero lo dije riéndome, porque Otis me estaba acercando la tostada a la boca haciendo ruidos de motor, y yo con eso no iba a mantener la seriedad. – ¿Te estás riendo de mí? – y aquello, aunque me estuviese riendo, era una pregunta un tanto seria, porque no quería que se riese de mí. – Fitz… – y sí, podéis imaginar que hice un puchero, porque lo hice y además usando todas las armas: el labio inferior tembloroso y sobresaliente, la mirada triste y las manos sujetando las muñecas de Otis como queriendo frenarlo.
– No voy a desmayarme, no seas dramático. Simplemente no tengo hambre. – y estiré el brazo con el que no me apoyaba a la mesa hacia atrás, cogiendo uno de los vasos que había ahí en la mesa, sin importarme si era de Finn o de Mamá Fitz, porque no era escrupulosa en lo más mínimo, vaya. Busqué después la botella de agua y echándome un poco, me giré hacia Otis para mirarlo mientras bebía un trago, porque tenía la tostada ante mí como si fuese a… – No me jodas. – sí, sí, que estaba con la tostada ahí delante como si fuese a darme de comer. – Otis. – dije, mientras dejaba el vaso a un lado, pero esa vez sonó a reprimenda, porque no podía creerme que fuese a hacer eso. - ¿Y tú qué sabes si no va a matarme? – pero lo dije riéndome, porque Otis me estaba acercando la tostada a la boca haciendo ruidos de motor, y yo con eso no iba a mantener la seriedad. – ¿Te estás riendo de mí? – y aquello, aunque me estuviese riendo, era una pregunta un tanto seria, porque no quería que se riese de mí. – Fitz… – y sí, podéis imaginar que hice un puchero, porque lo hice y además usando todas las armas: el labio inferior tembloroso y sobresaliente, la mirada triste y las manos sujetando las muñecas de Otis como queriendo frenarlo.
- H. Jackie Gallagher
- Libras : 83
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
De alguna forma u otra, Jackie nunca tenía hambre, o al menos eso garantizaba. A diferencia de Otis, que le dejabas de hablar dos segundos y ya se ponía a imaginar qué masticar cuando tuviera la oportunidad. Era graciosísimo que en una amistad tan grande hubiera dos personas tan completamente distintas. Verlos comer juntos siempre te sacaba una sonrisa; él devorando su plato como cavernícola, y ella apenas mordiendo lo que tenía al frente — Jackie — dijo entre risas respondiéndole cuando su amiga le llamó por su nombre — Sé que no va a matarte porque yo mismo la tosté, tonta — y negó con la cabeza todavía sonriendo, pero bajó el brazo suspirando porque ella se lo frenaba y ya se había cansado un poco.
Lanzó la tostada al plato sin ganas, nunca perdiendo el contacto visual. Soltó otro suspiro, este siendo más pesado para hacerle entender que la actitud con la que estaba actuando no era de su agrado — Es imposible que nunca tengas hambre — dijo por lo bajo y caminó unos pasos para tomar de un vaso de jugo que se había servido un rato antes. También mordió una rebanada de pan tostado de su plato varias veces hasta acabarla, mientras tomaba sorbos del zumo de naranja en el medio. Cuando la acabó, preparó la segunda con mermelada de un frasco que su madre había dejado en la mesada. El gusto no era el sentido más desarrollado de Otis, así que no supo de qué era el dulce que estaba tragando — ¿Sabes? — preguntó mientras masticaba y mirando la comida que tenía en la mano — El desayuno es la comida más importante del día — subió la vista para verla y sonrió de a poco. Luego de tragar, se aclaró la garganta — No importa si estás hambrienta o no —. Y dicho eso, levantó de nuevo su tostada con mermelada y volvió a morderla porque, carajo, que el chico podría devorarse el desayuno de todo un ejército — Pero haz lo que quieras, Jacques, que ya estás grande — se encogió de hombros como si el tema no le importara y siguió con su tostada.
Lanzó la tostada al plato sin ganas, nunca perdiendo el contacto visual. Soltó otro suspiro, este siendo más pesado para hacerle entender que la actitud con la que estaba actuando no era de su agrado — Es imposible que nunca tengas hambre — dijo por lo bajo y caminó unos pasos para tomar de un vaso de jugo que se había servido un rato antes. También mordió una rebanada de pan tostado de su plato varias veces hasta acabarla, mientras tomaba sorbos del zumo de naranja en el medio. Cuando la acabó, preparó la segunda con mermelada de un frasco que su madre había dejado en la mesada. El gusto no era el sentido más desarrollado de Otis, así que no supo de qué era el dulce que estaba tragando — ¿Sabes? — preguntó mientras masticaba y mirando la comida que tenía en la mano — El desayuno es la comida más importante del día — subió la vista para verla y sonrió de a poco. Luego de tragar, se aclaró la garganta — No importa si estás hambrienta o no —. Y dicho eso, levantó de nuevo su tostada con mermelada y volvió a morderla porque, carajo, que el chico podría devorarse el desayuno de todo un ejército — Pero haz lo que quieras, Jacques, que ya estás grande — se encogió de hombros como si el tema no le importara y siguió con su tostada.
- E. Otis Fitzgerald
- Libras : 191
Re: wake up to the sound of your fleeting heart ↠ otis
Me mordí el interior de la mejilla mirando hacia el suelo cuando Otis tiró la tostada al plato. Sabía que no le gustaba nada que nunca tuviese apetito, pero no podía hacer nada. "Es imposible que nunca tengas hambre". Si él supiese la de veces que había tenido hambre y... bueno, digamos que había hecho que se me pasase el hambre. Sonreí un poco levantando la mirada, queriendo quitarle hierro al asunto, y negué con la cabeza mirando cómo Otis comía como un cochinillo hambriento, bebía cual náufrago y encima caminaba a la vez. – Es imposible que no te hayas atragantado nunca comiendo como comes. – cambiemos de tema, eso es. De veras me intrigaba el por qué de que Otis comiese de esa forma, y ya había intentado atribuirlo a algo, y el deporte no podía ser, porque apenas jugaba al fútbol, y creo que al final desistí y decidí que era porque genético, hereditario o como queráis llamarlo, el caso es que en su familia todos comían sin problemas y además, mucho.
Joder, imposible cambiar de tema con Otis. Puse los ojos en blanco, porque, sinceramente – Me da exactamente igual. – y sonreí dulcemente en su dirección, ya empezando a cansarme del tema de la comida. Me estaban entrando náuseas y ni siquiera había probado bocado. Desde la comida del día anterior. – Tú lo has dicho, Fitz. – y me bajé de la mesa de un salto, sacudiéndome el pantalón y caminando hacia la puerta, sólo girándome a mirarlo desde allí. – Ya soy mayorcita. – y tras guiñarle un ojo salí de la cocina y caminé más deprisa por el pasillo, camino de vuelta a su habitación. Ya no sonreía y estaba respirando hondo, simplemente queriendo calmar el nudo en el estómago. Dios, la bronca que me pegaría James si supiese que estaba haciendo esto otra vez. Me senté en la cama y estiré el edredón hacia mí, tapándome hasta el mentón aún sentada. – No tengo hambre, no tengo hambre, no tengo hambre. No, no, no. No. – lo susurré tan bajo y tan rápido que ni siquiera lo oí, pero aún así sabía qué estaba diciendo, y solo esperaba que fuese suficiente para convencerme antes de que Otis volviese.
Joder, imposible cambiar de tema con Otis. Puse los ojos en blanco, porque, sinceramente – Me da exactamente igual. – y sonreí dulcemente en su dirección, ya empezando a cansarme del tema de la comida. Me estaban entrando náuseas y ni siquiera había probado bocado. Desde la comida del día anterior. – Tú lo has dicho, Fitz. – y me bajé de la mesa de un salto, sacudiéndome el pantalón y caminando hacia la puerta, sólo girándome a mirarlo desde allí. – Ya soy mayorcita. – y tras guiñarle un ojo salí de la cocina y caminé más deprisa por el pasillo, camino de vuelta a su habitación. Ya no sonreía y estaba respirando hondo, simplemente queriendo calmar el nudo en el estómago. Dios, la bronca que me pegaría James si supiese que estaba haciendo esto otra vez. Me senté en la cama y estiré el edredón hacia mí, tapándome hasta el mentón aún sentada. – No tengo hambre, no tengo hambre, no tengo hambre. No, no, no. No. – lo susurré tan bajo y tan rápido que ni siquiera lo oí, pero aún así sabía qué estaba diciendo, y solo esperaba que fuese suficiente para convencerme antes de que Otis volviese.
- H. Jackie Gallagher
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